sábado, 5 de octubre de 2019

Requiem cotidiano

No le escribo a quién maté. 
A ese, inclino, a diario, la mirada
para verlo morir 
siempre sin renacer. 
Él quiso que lo matara
y debo estar muerta, también. 
No le escribo. No hay palabras
en la fosa que cavé
antes del último punto, sólo silencio
en el requiem cotidiano del difunto.