Obséquiame un objeto
Que no sea una mercancía
Porque yo amo las cosas
Simples que viven
Fuera de las vidrieras:
Una estampita,
una cinta,
Un pela papas
oxidado,
Un caracol, una
esponja,
Un plato de
porcelana que heredé
De la abuela de
alguien;
Amo el costurero
y las agujas,
Las lijas, los
tornillos,
La cola de
carpintero;
La pomada y la
franela
Con que lustro
los zapatos
Que habitan en el
ropero
Desvencijado, que
también amo.
Por eso,
Conmuéveme…
Arranca para mí
La página predilecta
De tu libro favorito,
Aquella que - oculta
Entre muchas otras-
Guarda con celo
La frase memorable
Que te has repetido
Hasta el hartazgo.
Toma coraje y
Descorazona la obra
Que yo haré
De esa hoja
Una reliquia.
¡Sorpréndeme!
Escríbeme
Una carta
Libre
De los usos convencionales
De las estructuras discursivas.
Podría tener un encabezado distinto:
Sin fecha ni lugar,
Sin la correctísima forma:
“Estimada”/ Dos puntos/ Sangría.
Quizás, dirígete a mí
Con una oración
Osada y enérgica
Como “Soberana idiota:”,
“Pícara y fascinante:”,
O “Torpe y voluble mujercita:”.
Redacta unas líneas
Llenas
De reproches o
Dime en ellas
Lo que quieras;
Pero no las firmes
Que, así, reconoceré
Tu letra
Cuando envejezca
El papel.
Encántame...
Hazme un presente
Sin valor de cambio,
Algo que sea
En sí mismo
Auténtico,
Que lo conservaré
Siempre, y al verlo
Me recordaráQue fuimos
Nosotros.