miércoles, 29 de agosto de 2012

Maggie

Sueño que duermo contigo,
Una tarde de domingo,
Una siesta, y al despertar
La casa es una fiesta,
De café y mermelada.
Alegre, torpe, inapropiada,
Te imagino, compañera,
Con el encanto en la mirada,
De la tristeza que aflora,
Cuando no dices nada.

viernes, 24 de agosto de 2012

De rulero y batón

De rulero y batón
Puedo decir algunas cosas:
Sin maquillaje
Las manchas en la piel
Son trapos sucios que ventila el rostro,
Humedades sobre una fachada vieja,
Hermosa y cansada.

La balanza, siempre cruel,
Dictamina la inercia
Retención de líquidos/ recuerdos/ nombres
En las piernas.

El cuello de cemento,
Los músculos rígidos
-Como la tanza que se enreda al muelle,
O el punto apretado del tejido-
Por la falta de sueño/
Los sueños recurrentes:
El marido, la casa y el perro
Navidades con espacios infinitos.

Sin el antifaz carnavalesco,
Las grietas de ultratumba
Entre rojas y violetas,
Aniquilan al antihéroe,
Reanimado con electroshock,
En otro momento, frente al espejo,
Cuando me quito el rulero y el batón.


La universidad

Mentes efervescentes
Levitan en sus bancos.
Otros, siguen el cardumen,
Nadan con la masa acéfala
Que arrastra la corriente.
Son manos autómatas.
Apuntan datos,
Que nadie evaluará
En el examen.  

Una margarita

Soy entre las flores
Una margarita deshojada:
Me has querido mucho,
Poquito, nada.

Líneas

Te pareces a mi padre,
Brillante y soberbia.
Eso era lo que él amaba
Y eso, lo que yo temía.
Sus palabras eran siempre,
Espadas en mi garganta,
La mirada inquisidora
La expiación.
Entonces, la sangre nos reunía
Para sacralizar, con el pan,
La casualidad del apellido.
Como dos átomos disgregados
Que mutuamente se rechazan,
Así somos:
Dos líneas intrínsecas
Que se cruzan en un punto
Y jamás vuelven a encontrarse. 

miércoles, 22 de agosto de 2012

María Paz

Castaño de la infancia,
Niña de ensueño mío,
Te pareces a la lluvia,
A las flores, al rocío.

Pero si ríes, pequeña,
De paz todo es revestido,
Entonces te vuelves almendra,
Ciruelo, aurora, olivo. 

Acuario

Cuerdas marinas
Rodean tu vientre
Lleno de corales y nenúfares
Miras, niño, como un pez
Entre las algas,
Toda vez
Que la luz se refleja
En tus ojos de agua. 

Deseo

Te beso con la mirada
Con las palabras te alejo
¡Cuan difícil y complejo
El querer no quererte!
De suerte que te persigo
Buscando, nomás, perderte. 

Respirar

Seguir respirando
Ahogarse en llanto
Sentir el vacío/ la inmensidad.

Todo rueda,
Sólo quedan percepciones
De lo que pudo ser.

Ahogarse en llanto
Silenciar la memoria,
Testigo infame.

Odiar el cuerpo
-Propio y ajeno-
Seguir respirando…

Ahogar con el llanto la risa histérica
Seguir respirando,
Para no morir de pena. 

Arte abstracto

Sobre el lienzo
Formas no figurativas
Sólo texturas, colores, contornos.
Líneas rectas tejen
Una trama
Fugaz, amorfa, polisémica,
La sensación de espacios no asociativos,
No objetivantes,
Excepto por la ruptura,
Los extremos,
La experimentación. 

Nivel de conflicto

Escalamos a un nivel de conflicto
Que supera la lógica racional de la Estrategia.
Los teóricos afirman que es imposible
El máximo nivel de tensión
Cuando dos actores comparten
Un objeto de interés implicado.
Y sin embargo,
Ni el empleo de las tres Fuerzas Armadas podría disuadirme.
Esta es la declaración. 

Auditorio


No se si te lo dije
- o si podré, quizá, alguna vez- 
Pero con ese traje azul
Estabas despampanante.

Yo subía las escaleras
De aquel viejo edificio,
En donde pasé tanto tiempo,
Y te miré con tanto deslumbre.

Entramos al auditorio,
Te sentaste a mi lado
Y queriendo,
Nos rozamos sin querer.

Disertantes, actores o malabaristas,
Tal vez, ventrílocuos
- lo mismo daba-
¡La vida era un espectáculo!

Recuerdo que me dio risa
Tu letra de garabato.
Al reír yo, tú reíste,
Y estabas despampanante.

Horas

Podríamos no volver a vernos
Para recordarnos siempre
Jóvenes, graciosos, imposibles.
Viajar por la autopista en hora pico
- por la larga autopista de regreso-
Recorrer el mundo juntos:
Moscú, Praga, Londres, Nueva York.
¡Inventar la ruta!
Hablar de la vida de las grandes capitales,
Ciudades histéricas –como nosotros-,
Llenas de luces y de ruidos.

Podríamos no volver a vernos
Para imaginarnos como quisiéramos,
Hacer de la historia una aventura,
Ser los personajes de Maciel,
O sentirnos sexys compartiendo un whisky
Las lenguas suaves refrescándonos las encías
- como en una publicidad de dentífrico-  
Distraer la atención de otras cuestiones:
La casa, las compras, la comida, las cuentas.

Podríamos no volver a vernos
Caminar por el centro una mañana de julio,
Admirar la influencia francesa sobre la arquitectura porteña,
Saborear un helado de pistacho
- ¡nunca comí pistacho! -
Planear el encuentro como un crimen:
Sin excusas ni deseos reprimidos.
O debríamos ser ¿buenos?, y no volver a vernos
Para evitar el sentimiento neurótico de la culpa. 

El lenguaje

Para que tu nombre
Figure tu imagen
Por tí, el lenguaje.  

A Tito

Leímos poesía
-con tus ojos y mi voz-
Tiempo después
De toda ausencia.

Fue soberbio:
El incesante fluir
De la clepsidra
Se detuvo.

Entonces, las palabras
Formaron un puente,
Apenas perceptible,
Entre las dimensiones.

Y recordé a la niña
Que reía entre los jazmines
Traslúcidos –ahora-
Como tus pies

Leímos poesía
La tarde se rompió,
Como un himen.
Lo desconocido.

Y con un beso
Fechado en el infinito
Nos despedimos
¡Hasta siempre!

Un enero

Un par de caracoles dibujará tu nombre
Y la tarde caerá
Sobre mis pies
Tibia será la arena
Suave, como una tristeza. 

martes, 21 de agosto de 2012

Ficción

De la risa, 
Energía que pasa por la nada.

Del combate cósmico
(Origen mítico)
De nuestras lenguas/
De soles maniqueos que se hieren las entrañas 
Y derraman sobre tus hombros 
Una constelación de estrellas;

De las moléculas del vino que se rompen con el aire
De tu boca.
Del suspiro parecido a una antigua queja
(destino fáctico)
Del aguacero/ de la inocencia/
De los faunos voraces que habitan entre los cafetales
De tu pelo 
Y de los arándanos que crecen a la sombra
De tus párpados.

De éstas cosas,
Siempre que vuelvo a nombrarte,
Escribo.

La innombrable

Ella estaba ahí,
Como una sombra,
Sobre el recuerdo blanco.

Ella estaba ahí
Y sus ojos azules
Eran cuchillas;
Cuchillas azules,
Que miran y hieren
Lo único que fue blanco.  

Mortalidad

En lo alto, el panóptico
Y el ojo que todo lo observa.

El resto, los que no son
Cumplen una sentencia
Previa al juicio:
Están –es por ello-
Condenados a muerte. 

El árbol

El árbol habla
Expone su argumento
En el simposio de la vida:
Dice de la dialéctica,
De los ciclos
Y de las marcas que el tiempo
Deja en su corteza.

Narra una historia:
Cuenta que sus raíces
Lo fijan al suelo
Y que se alimentan con el agua
Que penetró la superficie.

El árbol nos interpela
Exige el sentido
Del movimiento
De los brotes.
Y aunque, a veces, 
El árbol calla
Da signos en sus hojas
De lo que sabe 
De la muerte. 

lunes, 20 de agosto de 2012

Mi vecina

Como un manto de trigo
Extendido sobre el prado,
Así es tu pelo:
Dorado.

Pequeña nube blanca,
Brisa suave y ligera,
Te pareces a la risa
De la niña que yo era. 

viernes, 17 de agosto de 2012

Ojos celestes

Celestes son tus ojos
Y cuando, a veces, miras
Tintinean como cristales
Dentro del alma mía;

Tus ojos son cristales
Y cuando, a veces, miras
Celeste resuena en mi alma
La palabra melancolía. 

Si algún día

Si algún día
Pasas a mi lado
Y al mirarme
- buscando a la mujer-

Solo encuentras
Un desierto,
Y percibes que tu voz
Ya no quiebra mi garganta,

No te asombres
Si descubres
Que nada siente
La piedra que late.  

A oscuras

No miré por otros ojos
Aún cuando cerraste los párpados
Y las luces exiliadas
Ocultaron los colores.

Aunque volteaste la mirada
Para no ver
Lo que fuimos:
Dos figuras proyectadas en la sombra

Y otras pupilas alumbraron
Por un momento,
La ceguera

A oscuras anduve
Carente de sentido
(Reaparecías en visiones)
¡Pero yo siempre observando
Lo invisible!

Y aún así…
No miré por otros ojos. 

Duelo

Admirable duelo
La razón anula
Claman los sentidos.

La memoria
Grita,
El vacío,
La ausencia calla.

La negra primavera
Inicia el ciclo.
La angustia se desata,
Muere
La mano del poeta. 

Muros

Estos muros
Absorbieron tu aliento
Y flotas, ahora,
En el aire que los ciñe;

Tal vez, porque bebieron
Las coplas de tus andares…

O porque fueron testigo
- junto a los bancos labrados-
Del milagro de tu aura.

Y no me animo
Si quiera a rozarlos
Porque mora en ellos
El blanco perfume de tus manos. 

De la tierra

Eras de la tierra
Cuando tu pelo danzaba 
A mediados de un enero
Como las ramas del ceibo;

Sobre la hierba silvestre
Que nace bajo el álamo
Allí, reías, brisa diurna,
Perfumada de eucaliptos;

Soberbia naturaleza,
Manos de arcilla y barro:
Eras de la tierra
Y para mí,
Del cielo. 

Grietas

Yo lo sé
Y él lo sabe.
Es un pacto de silencio
Tácito y hermético,
Juego de tres.

Yo lo sé
Y él lo sabe.
Hay un temblor subrepticio
En nuestras mentes:
Grietas
Por donde se filtra el miedo
- siempre latente-
De quebrar el pacto. 

La huella

La huella de tu pulgar en mi brazo,
Apenas una brisa
Que existe
Solo porque quiero.

Tal, es la impresión. 

Memorias de mayo

Cuando el azul de la mañana
Es más azul que el cielo mismo,
Las hojas del otoño
Son tan bellas y doradas
Que mirarlas da tristeza.

Aburrimiento

Cuando no estás
No hay nada divertido,
Ni siquiera leer el diario
- ¡Con los disparates que se publican!-
O buscar el significado
De las palabras que no conozco,
Como sempiterno:
“Dícese de algo que tuvo principio
Pero que no tiene fin”

Sin título

Como un ángel
O una tristeza
Así, tú eres en mi vida:
Lo que nunca digo,
El breve silencio
Después de la risa. 

Con pan y manteca, mejillas rosadas

Tiempo después,
Cuando ya no hubo tiempo
Para besarte la frente,
Ni jardines, ni amaneceres,
Ni palomas en las terrazas,
Las manos de pan y manteca
Los impolutos dedos,
Ya no fueron,
Sino de bronce y de mármol. 

jueves, 16 de agosto de 2012

Celeste


Celeste es la claridad
Que se asoma a mi ventana
Cuando la noche es siempre más noche
Ella es siempre mañana.