Los días tienen el peso de tus párpados.
¿Cuándo será que, liviana,
vuelva a mí la dicha de tus ojos?
A veces, no es nada: sólo la mañana,
que no ríe desde hace tiempo.
A veces, quiero hablarte,
pero no encuentro cómo.
Entonces, reparo en ese instante
que es tu sonrisa.
A veces, también sonrío.