-con tus ojos y
mi voz-
Tiempo después
De toda ausencia.
Fue soberbio:
El incesante fluir
De la clepsidra
Se detuvo.
Entonces, las palabras
Formaron un puente,
Apenas perceptible,
Entre las dimensiones.
Y recordé a la niña
Que reía entre los jazmines
Traslúcidos –ahora-
Como tus pies
Leímos poesía
La tarde se rompió,
Como un himen.
Lo desconocido.
Y con un beso
Fechado en el infinito
Nos despedimos
¡Hasta siempre!
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